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jueves, 8 de julio de 2010

El burro como metáfora


Foto facilitada por Ramiro Gómez (Mirico) ¿Quien es el acompaña al burro?

El burro como metáfora

El burro es un animal torpe y lento, pero seguro, como aquel producto de Ausonia que se anunciaba tanto en la tele. En realidad, el burro es un personaje entrañable que, por razones que luego se dirán, prácticamente llegó a desaparecer de nuestra vista. Sin embargo, ciertas noticias esperanzadoras nos informan de que últimamente se ha producido una inflexión en la curva de existencias asnales, que desgraciadamente tendía hacia una inexorable extinción. Parece que, por suerte –y porque algunos se han dejado la piel en el empeño, supongo, ya que hay asociaciones para su conservación y defensa (Cela pertenecía a una de ellas)-, el número de ejemplares se ha incrementado bastante en estos últimos años. En Cataluña, concretamente, el incremento ha sido espectacular, de lo que uno naturalmente se congratula.

Para mí, que viví la niñez no en un pueblo, sino en varios, el burro era una parte del paisaje, casi una parte de la comunidad de vecinos, casi una parte de la mismísima familia y, desde luego, tan útil como algunos de sus miembros, dicho sea sin pretensión de ofender. En Muelas de los Caballeros, aunque no con la fuerza del fabuloso Burro Flautista o del literario Platero de Juan Ramón, hubo burros que gozaron de una cierta fama. Por ejemplo: el burro de ti Antolín, que la mereció por los calostros, según las prolongadas ironías de la gente. El burro de Belarmino, que la tuvo por las cosquillas en el lomo, a consecuencia de las cuales, estimuladas a tiempo y con malicia, los incautos se llevaron algunas buenas patadas. El burro de Benito, del que mis hijos creyeron defenderse metiéndose en un callejón sin salida cuando corría juguetonamente tras ellos...

La causa de que los burros se hayan ido extinguiendo, sin duda hay que buscarla en el hecho de que, por una u otra razón, el trabajo se ha ido acabando. Me refiero al trabajo del campo, que es donde han ejercido siempre los burros (Sin prados y con ascensores, la ciudad no ha sido nunca para ellos). Digamos que, perdida su utilidad y su función, quedaban sólo de adorno. Y la gente, claro, no podía permitirse esos lujos. Al final, los burros trabajaban tan poco que hasta llegaron a ser objetos de envidia, como pude comprobar con mis oídos en la conversación que recoge este poema.


El burro como metáfora

Con el jumento a su rabo
Benito va por la calle.
Al banco de los mirones
tan sólo van holgazanes.
Ambrosio es largo de lengua
y sin querer se le sale:

- ¿Adónde llevas el burro?

- A las pradizas, que paste.

- Como esa vida que él lleva
¡quién la llevara, compadre!
Sin brega, palo ni arenga,
la andorga llena y de balde.
¡Quién fuera burro y, como él,
le diera boches al hambre!

- Ninguna ley con justicia
prohibe a un hombre que ande
a cuatro patas, si quiere,
a cinco incluso, si sabe.
Afanes como los tuyos
son relativos afanes,
porque el oficio del burro
sin aprenderlo se sabe.

- Según se miren las cosas.

- Están miradas ecuánimes.

- A mí me dice el caletre
que el rebuznar es un arte,
que el diente debe ser largo,
la oreja debe ser grande...
Y en apetencias del buche
el asno tira al forraje.

- ¿En qué quedamos, entonces?
¿Quieres nadar sin mojarte?

- Quisiera holgar como el burro
pero entre mazas de carne.
¿Qué no es posible? Ya veo
que no es asunto muy fácil.
Y, pues peculio no tengo,
no tengo más que aguantarme.
Donde termina la linde
sanseacabó... y a otra parte.
Descargue el burro en las yerbas
sus apetitos asnales,
que yo me voy con los piensos
a los bocados del aire.

Mariano Estrada. Del libro Trozos de cazuela compartida (1991)

10 comentarios:

  1. LA ALDEA DEL BURRITO es la primera protectora de Castilla y León dedicada a los equinos. Un refugio acogedor en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca) que merece la pena visitar.

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  2. Me alegra saber que hay lugares donde los burros gozan de protección, ya que la considero necesaria.
    Cuando yo era miño, en casa había una yegua rojiza con una estrella en la frente. Mi madre acabó cambiándola por una burra que se adaptaba mejor a las necesidades de la casa. Durante un tiempo, tuvimos un burrito que fue como un pequeño juguete.Y, qué casualidad, se llamaba Platero.
    Un abrazo y... suerte.

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  3. Todo ser vivo tiene el derecho natural de existencia. Me alegra que haya gente que los proteja. Hay que alzar voces para que ello ocurra. Un abrazo desde Buenos Aires. Argentina

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  4. Hola, Miguel Ángel: ¿cómo andáis de burros en Argentina? Espero y deseo que mejor que en España. Y ahora no hablo en sentido metafórico, o sea que no te estoy preguntando por los energúmenos humanos, que los hay en todos los países, sino por los burros de verdad, esos animales tan entrañables, tan nobles y tan buenas personas.
    Disculpa, pero no había visto el comentario, por eso no lo había contestado antes.
    Un abrazo

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  5. <>

    Hola Mariano,
    Como curiosidad, recuerdo que en un viaje a Tarifa -hace 25 años aproximadamente- en uno de los grandes puertos de Andalucia, -Almeria, Algeciras..no recuerdo- me llamó la atención una gran caravana de camiones bastante deteriorados, que estaban cargados a tope de BURROS, comentamos el tema con una persona del lugar, y nos dió la explicación.
    Se exportaban en gran cantidad a buen precio a Marruecos, donde tanto unos -los burros- como otros -los camiones- en España eran material desguace o matadero a bajo precio, y en el magreb había un buen mercado para ambas mercancias.
    Me pareció una buena solución para que al menos siguiera con vida el humilde animal, que habiamos llevado a la desaparición en España, por el abandono del campo, e introducción de maquinaria en los cultivos.
    Posteriormente, he viajado de vacaciones por la práctica totalidad de los países del norte de Africa, y efectivamente, tanto en el interior de Marruecos, como especialmente en Egipto, los burros continuan prestando servicio, y son parte de paisaje agricola.
    La pena es el trato que les dan, con el uso y abuso de tan noble animal. Pero esa, es otra historia.

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  6. Hola, Pepefran:
    Interesante historia la que nos cuentas y de la que yo nada sabía hasta ahora. Sin embargo, como tú mismo dices, tiene dos partes perfectamente diferenciadas: una buena, que es la referente a la salida de estos nobles animales hacia países donde tienen utilidad. Y otra mala, que es la referente a su trato. Pero no me extraña mucho, tampoco en España ha sido precisamente exquisito. Y es que hay veces en que los verdaderos animales somos los hombres.
    De todos modos, hablas de 25 años atrás. Creo que actualmente España no está en condiciones de exportar muchos burros, porque no los tiene.
    Gracias y un abrazo
    Mariano

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  7. Hola de nuevo,
    Efectivamente, salvo el uso folklorico como burrotaxi en alguna villa turística, los asnos en España -por desgracia- son otra de las especies en vías de extinción.
    Produce alegria contemplar que muchas personas a título particular los conservan como mascota y animal de compañia, y me consta que existen varias asociaciones sin ánimo de lucro que incluso los regalan, para mantener las distintas razas autoctonas 4 ó 5.
    En nuestra zona de la Marina Baixa, en tiempos la que predominaba era el burro zamorano-leonés.
    En fin, mejor fue la masiva exportación, que acabar en latas de comida para perros y gatos.
    Si Sancho levantara la cabeza, seguro que se indignaria al conocer el destino de los descendientes de su apreciado Rucio.
    pepefran

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  8. Hola, Pepefran: el primer comentario a esta entrada es precisamente de una protectora de equinos de Castilla y León. Se llama "La aldea del burrito" y está en Aldeadávila de la Ribera, provincia de Salamanca. Yo creo que gracias a los esfuerzos de estas asociaciones los burros no se han extinguido en España.
    Un saludo para los responsables.
    Y un abrazo para ti
    Mariano

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  9. Hola, yo crecí en “Codesal” (un pueblo de Zamora cerca de Puebla de Sanabria) En casa había una burrita “Gitana” (de Raza Zamorana). La dedicábamos a pequeñas tareas en el campo. Pero también disfrutábamos montándonos en su lomo para desplazarnos de un lugar a otro, e incluso hacíamos pequeñas carreras con ella. Ahora que han pasado unos años desde entonces recuerdo a nuestra “GITANA “con especial cariño.
    Doy gracias a las asociaciones, y a todas las personas que se ocupan de que los burros no se extingan en España.
    Un saludo, Isabel.

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  10. Hola, Isabel:
    En el verano del 2010 estuve en Codesal, donde vi un arado colgado de una pared, un caballo pinto que pastaba en un prado y el famoso roble del cementerio. Vi también a un señor de noventa y tantos años que había sido follero y andaba completamente erguido.
    Me imagino que por alguna de aquellas calles, o por todas, andaría un día vuestra burrita Gitana. En otros tiempos, en los pueblos de la zona, los burros eran una parte del paisaje. Ahora no se ve ninguno.
    Gracias por el comentario
    Un abrazo

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