Portada del libro "Paco Llorca: semblanzas del arte
Paco Llorca: aproximación a un artista
Queridos amigos:
El próximo día 19 de abril se cumplen 19 años de la muerte de Paco Llorca, un hombre esencialmente bueno, comprometido con la amistad, con la música, con el teatro, con la poesía… Un hombre que se entregó a los demás en forma de arte y cultura y al que sólo la cortedad de miras y el catetismo de ciertos políticos ha privado de tener, más allá de la muerte, el reconocimiento generalizado que tuvo siempre en vida. Y todo ello en una ciudad como Benidorm, donde la cultura es un barniz oficial cuyo vacío se ha disimulado a menudo utilizando alevosamente la materia dócil del Inserso.
Dejo aquí una semblanza que escribí del artista para el programa de mano de un recital en Benidorm. Después escribiría otras para otros recitales y al final se convirtió en una norma. Tanto es así que fueron estas semblanzas las que le dieron el título al libro “Paco Llorca: semblanzas del arte” que escribí al año de su muerte.
Un abrazo
Aproximación a un artista
Una fugaz reflexión sobre las cosas que pueden decirse de Paco Llorca sin caer abiertamente en los tópicos o en los lugares comunes, me ha hecho cuestionar una reflexión anterior, que transcribo literalmente: "Es un hecho notorio que la ilusión se agota en el decurso del tiempo, a medida que avanzamos hacia la muerte".
Tan obvio me parecía este aserto que muy bien podía encuadrarse en el marco filosófico del Absoluto. Sin embargo, quien conozca a Paco Llorca sabe también que su ilusión constituye al menos una excepción a esta regla. ¿Por qué? ¿De qué está hecho un hombre cuya ilusión no agotan los años? Contestar a esta pregunta es hallar la solución del enigma. ¿Sabremos hacerlo?
Para mí es evidente que Francisco Llorca Barberá, Paco Llorca, además de un hombre es un verbo que sobrevuela la gravidez de su propia materia. Sólo así se entiende que su fragilidad humana resista los embates de un mundo voraz, apremiante, competitivo... Un mundo nada predispuesto a las incursiones del alma en el hontanar catártico de la lira, que ése es ni más ni menos su reino. De ahí nos da de beber cada vez que el corazón se le asoma a la boca.
Podíamos preguntarnos sobre la compensación que a cambio recibe, y dado que de ningún modo es material, poco nos equivocaríamos contestando que no hay otra compensación que:
La de entregarse a los otros
con un verso en cada mano,
el corazón en los ojos
y esta certeza en los labios:
Siempre hay un alma que deja
en la penumbra los llantos,
otra que ríe de gozo,
otra que extiende los brazos...
He ahí el otro alimento del hombre, el que no es estricto pan pero mantiene dulcemente la vida. Paco Llorca nos da masticado lo que lleva tantos años comiendo: el numen poético, esa luz que proviene de allí donde el amor se comunica con el alma.
Del libro "Paco Llorca: semblanzas del arte"
Mariano Estrada
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