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domingo, 9 de diciembre de 2012

El encuentro y Bodas de oro: dos formas de acercarse a las arrugas




Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


El encuentro y Bodas de oro: dos formas de acercarse a las arrugas

El encuentro

Después de largos años, Antonio y Anabel se encontraron casualmente en la calle. De lejos se miraron con nostalgia; de cerca, con dolor. En su lejana juventud, los dos se desearon con locura, pero también con distancia. Distancia que, posteriormente, la vida prolongó hasta este encuentro, cuando ya el tiempo había surcado cruelmente sus rostros.


- Por ti no pasan los años –mintió Antonio
- Tú tampoco estás mal –mintió Anabel
Si hubieran sido sinceros, se hubieran dicho otras cosas, más o menos así:
- Mi querido Antonio: tanto tiempo deseé que dieras un paso hacia adelante, que a punto estuve yo de perder el orgullo. Y ahora, verte así, en este estado ruinoso tan parecido a la muerte...
- ¡Ah, delirio! Pensar que por besar esa boca yo hubiera dado mi vida... ¿Qué cosa es el tiempo que comete semejantes estragos? ¿Dónde está aquella flor cuya majestad me cohibía? Anabel, Julieta, cualquier día te visita la Parca.

En el transcurso de la conversación, que fue breve, se dijeron cosas vulgares sobre sus vidas: el matrimonio, los hijos, la fortuna... Su repulsión fue tan honda que, al despedirse, ni siquiera se dieron la mano. Los dos se vieron al borde de un precipicio del que salieron corriendo. Si alguna vez volvieran a verse, uno de ellos, con toda seguridad, cambiaría precipitadamente de acera.

Del libro Vindicación de JL Borges (1989)

Bodas de oro

El llanto que a los ojos se me asoma
no tiene contingencia con la pena,
es agua de emoción que se almacena
y corre hasta los ojos, donde llora.

Amarte cada día me emociona,
sentirte enamorada me alimenta,
saber que te desbordas de contenta
es gozo que los llantos me provoca.

Abrázame, mujer, pues hoy nos toca
sumarle un año más a aquella cuenta
que abrimos con amor hace cincuenta.

Pasada ya la miel de la tormenta
me fue naciendo aquí, de forma lenta
la lágrima feliz que ahora me brota.

Del libro Mitad de amor, dos cuartos de querencias (1984)

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

4 comentarios:

  1. El encuentro, la triste realidad de dos personas que se ven al cabo de los años, y ninguna es capaz de decir realmente lo que piensa la una de la otra.

    Bodas de Oro, muy linda.

    Un abrazo Mariano....

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  2. Que belleza poder contemplar las bodas de oro. Si en algun momento lo logro,creo que mis ojos serian de lagrimas.
    Abrazos Mariano
    Diana León

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  3. Hola, Alicia: fue el contraste entre esos dos textos lo que me hizo ponerlos juntos. Todos hemos tenido algún Encuentro que nos ha llevado a pensar de la otra persona: "Qué envejecida está". Naturalmente, no se lo hemos dicho.
    Por otro lado, pocos son los que alcanzan las Bodas de oro.
    Gracias y abrazos

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  4. Gracias, Diana Lucía: con el porcentaje actual de separaciones, las Bodas de oro se han puesto muy caras. Espero que llegues a las tuyas y que la emoción te haga llorar a raudales...
    Un abrazo

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