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miércoles, 2 de octubre de 2013

Poecanciones de amor: nota preliminar del autor





El libro Poecanciones de amor será presentado el próximo viernes, día 4 de octubre, junto con Gotas de hielo y Animales en el corazón, en el salón de actos del Ayuntamiento de Benidorm, a las 20,00 horas. En la presentación: Mª Ángeles Valdivieso, concejala de la Casa del Mediterrani. En la lectura: Julio Pavanetti, presidente del Liceo Poético de Benidorm.

Poecanciones de amor:
NOTA PRELIMINAR DEL AUTOR

No hay duda de que una buena parte de las canciones de amor que han endulzado y endulzan nuestra vida contienen un número importante de tópicos, de frases hechas, de lugares comunes. Pero, ¿puede ser de otro modo? ¿Qué otra cosa se dicen los enamorados, sino tópicos, frases hechas y lugares comunes, por más encendidamente que lo hagan? En este sentido, las canciones de amor son un puro reflejo de la realidad amorosa y, si alguna vez la trascienden, lo hacen de forma controlada y limitada, ya que lo contrario podría ser contraproducente desde el punto de vista comercial, que es el que manda y ordena. En términos generales, por lo tanto, las letras de canciones participan de un lenguaje directo con el que se construyen versos o frases de estructura sencilla. Ello no es óbice, sin embargo, para que existan canciones de amor con letras realmente excelentes.

¿Dónde empieza la letra de una canción a ser poesía, si es que lo es alguna vez? Y si alguna vez lo es, ¿llega a serlo del todo? Dicho de otra forma, ¿dónde dejaría una letra de ser canción para convertirse en un poema cantado? ¿Es bueno que esto ocurra? ¿Hay un término medio, de todas formas? Yo creo que sí, y en él se justificarían esos seres mestizos que yo he llamado «poecanciones» o híbridos. Es muy normal oír decir a la gente que las letras de las canciones de Fulano o de Mengano son auténtica poesía... Cosa que a veces es verdad. Ello quiere decir que, al menos en determinadas ocasiones, la mano que escribe tiene una cierta inclinación hacia la poesía. Y aquí se daría una suerte de abundamiento musical porque es obvio que la poesía tiende naturalmente a la música.

Ni que decir tiene que en ese maremágnum de letras, entre las que existen buenas, malas y regulares, abunda una cierta mediocridad que es gustosamente aceptada por los corazones acríticos de aquellos a los que van dirigidas. Por otro lado, la producción de canciones es tan grande que realmente no hay tiempo de escuchar, y menos con detenimiento, todas las que salen al mercado, máxime teniendo en cuenta que algunas entran en él marginalmente y que otras no van mucho más allá del día del estreno. Apenas unas cuantas traspasan la barrera de los primeros meses. Y solo las que podíamos llamar privilegiadas, que suelen ser las de mayor calidad, perduran en el tiempo, unas más y otras menos. En los últimos años, a esta función han contribuido mucho los karaokes.

¿Hasta qué punto influye la letra en el éxito o el fracaso de una canción? ¿Hasta qué punto una música puede engrandecer una letra o ser el motivo de su ruina? Es evidente que cuando una canción de éxito golpea durante mucho tiempo nuestros oídos, pasa a un estadio en el que ya no nos cuestionamos la calidad de la letra, que está ligada a la música como en una unión hipostática. En este sentido, hay letras que quedan absolutamente magnificadas por la música y es difícil juzgar su calidad separándolas del conjunto. Puede ocurrir también que una buena letra se frustre por no encontrar en el soñado camino hacia el éxito la música que necesita. Pero esa tal vez no la podemos juzgar, o podemos hacerlo raramente, porque no suele llegar a los oídos de los consumidores.

En este punto quiero recordar que, curándome en salud, me estoy refiriendo solamente a «una buena parte» de las canciones de amor, pero no a todas. ¿Qué pasa con el resto? Veamos: el resto es un cajón de sastre en el que entrarían las canciones que, con vocación de serlo, disponen de unas letras menos estandarizadas y de una mayor originalidad. Entrarían las canciones llamadas de cantautor, que, mejores o peores, suelen ser creativas y a menudo tirando a poéticas. Entrarían las canciones que, naciendo como tales, se acercan a la poesía hasta el punto de que a veces se confunden con ella. Entrarían las canciones no incluidas en catálogos de los principales circuitos comerciales. Finalmente, entrarían los poemas cantados, cuya existencia y funcionamiento no requieren mayor explicación. De las canciones que no versan sobre el amor, no voy a decir nada, ya que han quedado excluidas a propósito en el planteamiento del tema.

¿Por qué se hace este tipo de canciones y no otro, este tipo de letras y no otro? ¿Oímos las canciones que queremos? ¿Podíamos oír otras de otros tipos, si quisiéramos? Es obvio que, por mucho que la gente elija la música que quiere consumir, lo cierto es que solo puede hacerlo entre lo que le ofrecen, ya que no tiene demasiada capacidad de influencia, salvo lo que luego se dirá, en la realización de un producto que, hasta ahora, ha estado determinado por el interés de las compañías discográficas, y este no es otro que la venta masiva y el máximo beneficio. Claro que también se podría interpretar al revés, y aquí es donde el público podría ejercer su influencia: según este supuesto, las discográficas ofrecerían al mercado justamente aquello que más consume la gente, entrando así en un círculo vicioso. En todo caso, las llamadas canciones comerciales no son otra cosa que la canalización del producto a través de los intereses económicos de las compañías. Afortunadamente, esto ha empezado a cambiar y, en los últimos tiempos, gracias a internet, hay muchos artistas que pueden salir adelante sin tener que someterse a la dictadura de los intermediarios.

Los trabajos que se ofrecen al lector en este libro se enmarcan en ese subgénero que he llamado poecanciones. Evidentemente son híbridos. ¿Y qué es un híbrido, en realidad? ¿Y tú me lo preguntas? Dentro del terreno en el que nos estamos moviendo, un híbrido es un texto literario que está entre la canción y el poema. Algo que hace compatible la convivencia entre el lenguaje corriente, que es esencialmente prosaico, y el lenguaje poético, que es el lenguaje de los sueños.

Todos los trabajos que se presentan han sido anteriormente publicados en internet, si bien de uno en uno, y en la mayoría de los casos con un pequeño preámbulo en el que se desgranan explicaciones sobre su origen y peripecias, así como algunas opiniones sobre la materia de la que tratan, la causa que los motivó o la historia que cuentan. Esta circunstancia será fácilmente advertida por el lector, como es lógico, ya que aquí y ahora se publican tal como allí y entonces se publicaron. Tan solo he suprimido el saludo con el que empezaban y el abrazo con el que se despedían, porque al estar tan sistemáticamente repetidos he tenido miedo de que la caballerosidad se levantara algún día afectada por el famoso codo de tenista, que sería algo así como una tendinitis del espíritu. No obstante, el saludo y el abrazo no quedarán sin mandar, porque los envío efusivamente desde este prólogo.

Mariano Estrada, octubre 2012
Paisajes Literarios www.mestrada.net

Contraportada. Diseño Lalo F. Mayo

 

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