José Luis Ferris. Tomada de internet sin ánimo de lucro
Carlos Llamas. Tomada de internet sin ánimo de lucro
Nocturno de Agosto: una noche con Carlos Llamas y José Luis Ferris
Fue en el año 1999
Huyendo del tumulto de Benidorm, que es ciudad de cuerpos y de arena, aunque no libros de arena, he montado la tienda vacacional en los parajes de la niñez, al zumbo de los árboles y de los pájaros. Por el día, Muelas de los Caballeros es un pueblo de piedra señorial y hospitalario paisanaje, de río transparente, de acogedora montaña. Y al margen de los jóvenes, que tienen conquistado el territorio, como los lobos, la noche es un grumo de silencios, apenas contradicho por el mágico concierto de los grillos, los eventuales ladridos de los perros o los cantos misteriosos de las lechuzas. El resto es soledad, músicas del aire sobre el alto penacho de los chopos, temperaturas a punto de jersey y una honda calma. En ese justo escenario, bajo un manto de estrellas minuciosas que taladran un oscuro azul, apurando la copa hasta el borde obligado de la manta, los paseos adquieren dimensiones de eternidad y la palabra supera los espacios para hacerse intrascendente, luminosa e íntima.
Lo puede atestiguar Carlos Llamas,
que lejos del micrófono de La Ser y de "Hora Veinticinco", prodigó su
admiración por un actor entrañable, llamado Paco Rabal, más que por algunos
adelantados de la política con los que suele dialogar frecuentemente. Así
mismo, lo puede confirmar José Luis
Ferris, último premio Azorín de Novela, quien, puestos a declarar
admiración, narró su viaje reciente desde Alicante a Zamora para asistir al
entierro de Claudio Rodríguez, poeta
que mantuvo su fidelidad por encima de los patrones de nuestro tiempo. Desde la
plena comunión con semejantes admiraciones, yo introduje en el aire de la
carretera que nos adentraba en el campo y en las sombras, una admiración más
cercana. Tan cercana era que, en una buena parte del trayecto, la cosa admirada
se pudo ruborizar con mis loas. Se trata de mis amigos los robles, con algunos
de los cuales, aquel mismo día, yo había estado tejiendo muy familiares
abrazos.
¿Fue joven la noche? ¿Fue profunda? ¿Fue quizás venturosa? Sin duda, pero a las
cuatro de la mañana empezó a ser alta de frío. Así que recogimos las velas y
nos fuimos tiritando hacía el alba, ya rayana. De camino, pisando el relente de
la noche, tal vez la luz dudosa del día, me asaltó un recuerdo anterior, que
tiene aromas queridos y recientes: La mañana es de paz y huele a ozono. Los
rayos del amor han sembrado cristales en las hojas maduras de los robles.Desde un corral cercano, un gallo inexperto anunciaba con ruinosa voluntad un día esplendoroso que, en sus primeras vertientes, nos iba a pasar desapercibido. Todo por emular a los jóvenes que, con una prodigalidad persistente y a veces excesiva, apuran la noche hasta el bostezo y, despreciando "cuanto ignoran", atraviesan en sombras la mañana. La de Grieg (Peer Gynt), que es de belleza sensitiva; y la de Muelas de los Caballeros (Zamora), que es de naturaleza virginal.
Mariano Estrada 09-09-99
Coda:
Carlos Llamas murió el día cuatro de octubre de 2007, con solo 52 años de edad,
después de haber hecho un magnífico trabajo periodístico en la radio (Cadena
Ser, Hora Veinticinco) y de haber obtenido el reconocimiento de los Medios de
comunicación, de la Política, de la Cultura y de la Sociedad Española en
general. Lástima que se fuera tan joven. Madrid le ha puesto
su nombre a una Glorieta.
José Luis Ferris ha escrito muchos libros desde entonces, ha ganado varios premios y se ha consolidado como biógrafo de Miguel Hernández desde que en 2002 publicara una magnífica y exhaustiva biografía del poeta oriolano titulada: “Miguel Hernández: Pasiones, cárcel y muerte de un poeta”. Su último libro es una Antología poética de Lorca que estos días está saliendo del horno.
José Luis Ferris ha escrito muchos libros desde entonces, ha ganado varios premios y se ha consolidado como biógrafo de Miguel Hernández desde que en 2002 publicara una magnífica y exhaustiva biografía del poeta oriolano titulada: “Miguel Hernández: Pasiones, cárcel y muerte de un poeta”. Su último libro es una Antología poética de Lorca que estos días está saliendo del horno.
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