Con
este poema quiero felicitar a Rosa, a Patricia y, en general, a todas las
madres.
Yo no te quiero en ti sola:
te quiero en tu descendencia.
Miguel Hernández
La alforja
A Rosa
Éramos
jóvenes aún
y
los misterios de la vida
no
nos habían sido
del
todo desvelados.
La
rutina caía
sin
excesiva gravedad
sobre
nuestras conciencias
y
quedaban espacios
para
la ensoñación,
el
beso, la ternura…
Y
reíamos juntos
porque
al rosal de nuestros días
no
le había brotado ningún pétalo
con
los labios resquebrajados.
Tú
eras la flor interminable
y
esplendorosa,
sobre
la cual
no
se había posado nunca
el
lacerante peso del dolor
ni
la sombra implacable de la angustia.
Pero
es verdad que entonces
éramos
jóvenes desenfadados
y,
como tales,
gozábamos
abiertamente
de
un amor sin trastienda
ni
rozaduras.
La
memoria está intacta
y
mis carnes, abiertas y dolidas,
se
estremecen aún con el recuerdo.
Con
esta alforja te amo en el presente.
Y
con las gotas
que
quedan de mi sangre.
Mariano Estrada, 02-05-2021
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