Poesía en el aula. Charla-recital en el IES La Malladeta, Villajoyosa.
Ayer, día 20 de enero de 2023, a las 12 del mediodía, mientras el mundo seguía obcecado en mantener sus vomitivas guerras, yo tuve una charla poética con alumnos de tercero de ESO del instituto La Malladeta de Villajoyosa. Había sido invitado por el profesor Jesús Moreno Ramos y, para acompañarme en la tarea, se desplazó desde Alicante Esther Abellán, actriz, poeta y rapsoda, que llegó acompañada por el escritor Mariano Sánchez Soler. Y hubo en el aula una poesía descarnada, desnuda, natural. Los alumnos mostraron un notable grado de interés, tanto en las charlas como en la declamación de los poemas. Una parte del acto, que duró los consabidos 50 minutos, fue interactiva, y en ella se formularon preguntas y se contaron muy interesantes historias. El profesor presentó a los ponentes con brevedad y grandes dosis de oficio, luego les cedió la palabra y se sentó a escuchar como un alumno más. Ahora bien, al llegar la hora del patio fue escrupulosamente radical y no dudó en cercenar de cuajo la lírica cuando el reloj marcaba exactamente la hora; tanto es así que quedaron en el tintero dos poemas remolones y rezagados.
He aquí lo que se dijo en el aula
Bon dia, soy Mariano Estrada.
Tengo que daros una mala noticia: la poesía no tiene ninguna influencia en la sociedad. Eso sí, tiene asignado el rinconcito de los libros para ilusionar y/o consolar a los poetas. Sin embargo, nunca se han publicado tantos libros de poesía como ahora ni ha habido tantos autores. Nunca ha sido tan fácil publicar un libro. Pero esto es un tanto engañoso, ya que las editoriales, por su cuenta, no publican libros de poesía. ¿Por qué? Porque no vende. Y tienen que ser los propios poetas los que sufraguen los gastos y se encarguen de la distribución, cosa que hacen mediante pequeñas presentaciones con las que llegan a la vuelta de la esquina, al barrio de abajo o al pueblo de al lado, y a las que acuden sus familiares, allegados y amigos. Ese es realmente el panorama.
Entonces, la poesía ¿no vale para nada? -estaréis pensando vosotros-. Pues bien, vamos a intentar demostrar justamente lo contrario.
Es verdad que la noticia que os he dado es mala, pero no es una noticia de hoy, sino de siempre. El poeta alemán Bertolt Brecht, a principios del siglo XX, dijo que corrían malos tiempos para la lírica. Y era verdad. Pero ya corrían antes de que él lo dijera, han corrido después y siguen corriendo ahora.
Y a pesar de todo, ya veis, la poesía sigue ahí, viva. No ha muerto. Nadie la puede matar. Ni ella puede morir. Porque es una auténtica superviviente, ni siquiera la han matado las guerras con sus millones de muertos ni el hambre con los suyos. El escritor Ernesto Sábato dijo que el mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria.
Por otra parte, Bécquer dijo que “podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”. Parece una incongruencia, pero no lo es, porque poesía no es solo la que se escribe, que es de la que hemos hablado hasta ahora, sino también, y, sobre todo, la que se vive. ¿Cómo? ¿Dónde? Pues, mirad, en la mismísima sociedad que la rechaza:
-En amor de una madre, en la caricia de un abuelo, en
la mirada de un perro.
-En la grandeza del mar, en la flor de los almendros y, en general, de todas
las flores.
-En el canto de los pájaros. ¿Habrá mejor poesía que el canto de los pájaros?
¿Habrá mejor música? En todas esas cosas hay poesía. Y en muchísimas más.
Por ejemplo: en los ojos de un niño. ¿Os habéis fijado alguna vez en la mirada de un niño acorralado, al que se le acusa de algo que no ha hecho? Su madre le regaña, y él, asustado, la mira a los ojos y le dice: “Yo no he sido, mamá”. Solo tiene para defenderse el arma de la inocencia. Y fue de esa mirada inocente de la que yo vi salir un día el alma. Sí, el alma de un niño. ¿No hay ahí poesía? La hay, en efecto. Y yo la recogí de este modo en un poema:
¿Cómo es el alma?
Le dije un
día a un muchacho:
muchacho,
¿cómo es el alma?
No sé, me
dijo, con ojos
del alma
misma que hablaba.
Seguí con
risa de niño
diciendo,
¿cómo es el alma?
Y dijo un
hombre: no existe,
no tiene
forma, no es nada.
Y
preguntando a otros hombres
perdí la
forma del alma
que vi salir
de los ojos
de un niño,
cuando me hablaba.
¿Dónde más hay poesía? En el amor, naturalmente y, en concreto, en ese amor explosivo que ahora os concierne y os ocupa a vosotros: en las miradas, en los besos, en las caricias, en las promesas, en los llantos desconsolados de las decepciones, en la reconciliación…Y a propósito de las decepciones, voy a leeros un poema de desamor, los de amor vendrán después, en la hermosa voz de Esther Abellán.
Tus
manos
No tienen sitio tus manos
entre mis manos.
No tienen sitio.
Porque sus leves temblores
no son de amores,
sino de frío.
Las manos enamoradas
no están calladas.
Hablan a gritos.
Tus manos están vacías
y entre las mías
no tienen sitio.
Pues bien, se escribirá o no se escribirá, se hará mejor o peor, pero la poesía está ahí, entre nosotros, esperándonos con infinita paciencia.
Esther Abellán invitó a los alumnos a que escribieran en las redes sociales, que, dicho sea de paso, están atiborradas de poesía. Tal vez las dificultades a las que yo me referí para los libros de papel puedan solventarse satisfactoriamente en el insondable terreno digital. Esther está en las redes, yo estoy en las redes. Y en las redes hay cientos de poetas, miles de poetas: buenos, malos y regulares. Sin embargo, a mi modo de ver, el problema es el mismo: la compensación económica para los que escriben poesía sigue brillando por su ausencia.
No obstante, yo creo que la mayor satisfacción que puede tener quien escribe poesía es precisamente el hecho de escribirla. Tal vez los poetas deberíamos estar contentos con tener ese don, un don al que Borges se refirió de esta manera: “La poesía no es menos misteriosa que los otros elementos del orbe. Tal o cual verso afortunado no puede envanecernos, porque es don del Azar o del Espíritu; solo los errores son nuestros”. Un don que, naturalmente, debemos perfeccionar con nuestro empeño de cada día para ofrecerles a los demás lo mejor de nosotros.
Finalmente, yo leí dos poemas más de los que he plasmado aquí. Esther, tras una pequeña charla dirigida a los alumnos, leyó seis o siete poemas con su acostumbrada solvencia y solo le quedaron dos por leer, ya que ella misma, con muy buen criterio, en medio de la lectura provocó la intervención de los adolescentes y ahí hubo un espacio para las pequeñas historias e incluso para algunas interesantes anécdotas.
Jesús Moreno Ramos, que tiene muchas tablas y es un buen profesor, cortó el acto cuando así lo dictó el minutero. Dijo que no quería robarles a los chavales ni un solo segundo de su tiempo en el patio. El acto terminó en ese punto y fue satisfactorio para todos. Posteriormente, Jesús nos invitó a unos aperitivos en la cafetería Malú y allí, entre bocado y bocado, arreglamos un poco el mundo. Sabemos, de todas formas, que mañana el mundo seguirá lleno de guerras. Nosotros quisiéramos llenar los institutos de poesía. Hay una pequeña diferencia.
Desde estas líneas quiero agradecerle a Jesús Moreno el hecho de llevar mis poemas a su aula, donde han sido tan bien acogidos. Y a Esther Abellán el hecho de haber venido desde Alicante a ponerlos en su voz, una voz que sin duda los mejora. Y gracias también a los alumnos, por su implicación. Espero que fructifique de algún modo la semilla poética que con tanto placer os hemos dejado.
Mariano Estrada, 21-01-2023
Viva la poesía!!!!!!!!
ResponderEliminarQue viva, Pepe, no seré yo el que me raje... No tengo ninguna duda de que vivirá siempre y por encima de todo. Un abrazo
ResponderEliminarAyer entré unos y otros (otra) plantamos semillas en los jóvenes corazones de chicos y chicas de catorce y quince años. El acto de ayer fue muy entrañable y tanto Mariano como Esther tocaron las fibras sensibles de la emoción. Sobre esa base se puede llegar mucho más lejos que si solo fuera desde lo mental o intelectual. Eso es, para ser más efectivos hay que ser más afectivos: la poesía, Esther y Mariano lo habéis sido. GRACIAS.
ResponderEliminarGracias a ti, Jesús, por ser el promotor de ese encuentro con los alumnos en el aula. Tu opinión sobre el resultado es correcta, el acto se basó en las emociones y por ellas fluyó la poesía como si fuera un pez en el agua. Los alumnos se mostraron naturales, educados y atentos, lo que habla bien de ellos y de ti. Un abrazo y que no decaiga la lírica.
EliminarHola de nuevo, Jesús, no me di cuenta de que te estaba contestando como anónimo. Ya sé que sabes quien soy, pero es para que lo sepan los otros.
Eliminar¡Fantástica crónica! Veo que sigues en plena actividad literaria. Hace poco se publicó en Editorial San Esteban la obra completa "Detrás de las palabras" de Emilio Rodríguez, O.P., fallecido hace un año. Es un poeta excepcional, que no se ha dado a conocer. Se ha hecho una edición muy cuidada y todavía no está en las librerías.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue deleitándonos con tus escritos.
Gracias, José Luis. La crónica refleja exactamente lo ocurrido en el acto. Los participantes hemos quedado satisfechos y esperamos que la poesía se cuele en las aulas más a menudo. Gracias por la información sobre la obra de Emilio Rodríguez, espero que tenga una buena acogida por parte de los lectores. Un fuerte abrazo
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