Hablar de política
Quien habla o escribe de política en estos momentos, lo que
hace realmente es abrir al mar un grifo de agua salada. Pues bien, eso es lo
que están haciendo todos y cada uno de los políticos, politólogos, sociólogos,
escritores y periodistas de más o menos fuste desde mucho antes de empezar la
campaña electoral. Hablar de política. Y hablar de política en estos momentos
es soltar al aire un chorro de palabras manoseadas y no dejar de hacerlo
durante todas las santas horas de todos los santos días, hasta que lo corten
temporalmente las urnas. Porque, eso sí, la noche de las elecciones, una parte importante
de los políticos, con sus entregados opinadores y votantes, se hundirá en un
profundo silencio -en el que acaso destile amargura-, y otra parte de ellos,
más importante aún, se entregará a una alegría que creerá justificada, pero acaso
destile al mismo tiempo una malsana soberbia.
Sin embargo, de los muchos artículos que leo cada día o de
las opiniones que oigo en la radio o en la tele, se cuentan con los dedos de
una mano los que de verdad son de política. La mayoría son de burda propaganda,
a veces ni siquiera disimulada, por no decir de impresentable demagogia.
Esperar análisis serios y objetivos es esperar a Godot, es decir, esperar inútilmente.
Y aunque a eso ya nos tienen acostumbrados, es muy triste ver que cada mano que
escribe o cada boca que se pronuncia es una prolongación del medio para el que
trabaja o del partido al que vota. Nada nuevo, por otra parte, pero cada día es
mucho más evidente, mucho más descarado. Lo que dice el otro no importa
absolutamente nada, lo que importa es llevar a la conciencia de los electores
las cuñas que cada cual quiere meter. No hay diálogo, y menos constructivo,
sino deseos de destruir al oponente e intenciones perversas de adoctrinamiento
de los ciudadanos. Desde una aparente convicción, lo que quiere cada uno es
llevar a su redil, que es el de su dueño, el deseado voto del contribuyente.
Deseado durante quince días y desdeñado después para los restos de la
legislatura, ya que en toda ella no vuelve a ser necesario aunque el partido
ganador queme descaradamente las naves cuya administración le ha sido
encomendada para llegar a buen puerto. No ha sido necesario en Grecia, donde
algunos personajes poderosos y foráneos han cambiado al timonel para quedarse
en El Pireo. No lo ha sido en Roma, donde los mismos personajes han cambiado al
capitán para evitar los anchos caminos de la deuda soberana. Si la democracia
se reducía a depositar el voto ciudadano cada cuatro años, ahora ya ni eso. Se
puede tener un Presidente de gobierno por la voluntad exclusiva de determinados
poderes extranjeros y sin pasar necesariamente por las urnas. Y esto es grave, mucho
más de lo que ahora nos pueda parecer.
Pero volvamos al tema de este artículo. Nada habría que
decir si los que hablan o escriben de política de forma tan sectaria no
cobraran por ello. Pero cobran, naturalmente. Y algunos cobran muy bien. Y
quieren seguir cobrando después de celebradas las elecciones, lo que quizás no
sea posible si gana el enemigo ¿Qué? Sí, sí, he dicho el enemigo. Aquí ya no
hay adversario que valga. Aquí ya no hay cortesía ni caballerosidad. Ni
siquiera hay talante. Aquí ya no hay respeto para el que opina de otro modo.
Aquí, tal vez, ya no haya personas que deseen un mínimo de convivencia entre
los ciudadanos. Lo que sí hay, y lo hay en abundancia, es un gran
ensimismamiento y un tremendo egoísmo. Y ello por no hablar de odios y de
rencores, que de esos hay realmente a patadas. Qué difícil es, pero qué bonito
sería, desear el bien para todos, incluso para aquellos que nos quieren
arrebatar el poder.
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
El tema esta bien, pero llego el tiempo para los apoliticos como yo, que prefiero sentarme a esperar, un abrazo
ResponderEliminarMariano te felicito nuevamente y esta vez es por este articulo especial de política , pero realmente parecería que pensamos igual en todo .
ResponderEliminarllego la hora de sacarle la careta a muchos políticos que se dicen consustanciados , con los
pueblos y es todo lo contrario , solo interesa llegar al poder para su mayor beneficio . pasa ahí y en cualquier lugar del mundo , y que bien saben usar a los cretinos útiles que los votan .
felicitaciones Mariano los que de una forma u otra escribimos , tenemos la obligación de sacarle la careta a estos negociadores del bien ajeno .
un abrazo
Juan
¡Hola Mariano!
ResponderEliminarSí que es difícil con estos políticos torpes e irresponsables que tenemos, decidir a qué partido votar. Nunca me he sentido tan desencantada y vacilante con mi voto como hasta hoy. El disparate y la confusión que nos rodea es tal, que lo tenemos chungo los ciudadanos responsables, que queremos decidir y no sentarnos a esperar a que otros nos saquen las castañas del fuego, como leo en el comentario anterior.
Ningún programa de nuestros políticos dice nada de qué actitud tomar con los corruptos. ¿Seguirán impunes o en el anonimato?¿Seguiremos financiando la industria bélica?¿Seguiremos apoyando a la banca con nuestros impuestos?¿Por qué se sigue permitiendo la evasión de capitales a paraísos fiscales y quiénes son las personas gobiernos e instituciones que impiden acabar con este gran sumidero de poder económico?....Bueno, son tantas mis preguntas,a las que no espero recibir contestación, que me voy con la esperanza de poder ofrecer algún día mi voto a personas auténticas, sin fisuras, que tomando como ejemplo la trayectoria de su propia vida,ofrezcan en su discurso un verdadero programa de transición, acorde a las reivindicaciones y necesidades de los ciudadanos.
Un fuerte abrazo.
Ascensión
El titular de este blog y sus seguidores sí hablamos de política, analizamos, pensamos y, por eso, como le pasa a Ascensión, no vemos claro a quien votar. Los otros, a los que se refiere Mariano, no piensan, actúan al dictado de lo que les conviene, porque han hecho de la política una profesión. Ese es el error.
ResponderEliminarHola, Chus:
ResponderEliminar¿Llegó el tiempo de sentarse a esperar? ¿Esperar a qué, a que venga un bombero y nos salve de la quema? Tu decisión es soberana, pero si todos hacemos lo mismo nos van a comer por los pies. Con la boca a medio abrir y de un solo bocado.
Un abrazo
Hola, Juan:
ResponderEliminarEl cabreo está bastante generalizado. Los políticos no acaban de percibir lo mal que andan las cosas, ya que ellos no han sentido en el bolsillo los estragos que está haciendo la crisis. Proponen o aplican recortes generales, pero ellos no se incluyen, cuando deberían ponerse como ejemplo. Y un ejemplo sería empezar a recortar el Estado, al que le cuelga la grasa por todas partes. Y a la vez quitarse los privilegios y las prebendas que, lejos de mermar durante la crisis, en algunos casos han crecido. Te voy a dar solo un ejemplo: ¿Cómo es posible que en España haya más coches oficiales que en Estados Unidos? Mientras los ajustes no empiecen por ahí no hay por qué aceptar ninguna otra propuesta y mucho menos ninguna imposición. Si ellos predicaran con el ejemplo, todos entenderíamos que hay que asumir el dolor y arrimar el hombro.
Gracias y un abrazo
Hola, Ascensión:
ResponderEliminarSuscribo tu comentario palabra por palabra. El silencio sobre la corrupción es delator y está más que pactado. En ese jardín no les interesa meterse porque, con raras excepciones, saldrían todos con los pelos de punta. En realidad tendrían que retirarse de la política todos aquellos que tuvieran una simple mancha de corrupción, lo que pasa es que en España la corrupción se tolera. Y es ahí donde uno empieza a pensar que a lo mejor tenemos lo que nos merecemos. Eso lo saben los políticos y lo utilizan sin recato ninguno.
El tema de los paraísos fiscales es sangrante y vergonzoso. Habría que meter en chirona a todos los capitostes del mundo, porque este asunto supera las fronteras y un país solo no puede hacer nada. Los ciudadanos del mundo deberíamos plantarnos de alguna manera y obligarles a sacar el dinero de los escondrijos. No es de justicia que se escamotee tanta riqueza a las necesidades y al hambre.
Personas auténticas ¿Cómo buscarlas en la política? Se repite mucho el argumento de que los corruptos son unos cuantos, pero eso es solo en parte verdad. Todos saben lo que se cuece en sus partidos y quien calla, otorga. Son por lo menos consentidores. A mí me gustaría ver a alguien que dijera: “Dejo mi escaño porque no puedo tolerar las corruptelas que el partido le tapa a fulano”.
¿A quién votar el día 20, en caso de ir a votar? He ahí el dilema. Que cada cual lo resuelva en la intimidad de sus pensamientos y que procure ser honesto consigo mismo.
Gracias y un abrazo
Hola, Pepe:
ResponderEliminarTe digo lo que ya te he dicho en el Facebook: "Estamos de acuerdo en que no se debería tomar la política como profesión o que la dedicación a la política debería estar de algún modo regulada. Pero ¿qué hacer con los propagandistas, los prosélitos, los opinadores profesionales a sueldo y toda esa mesnada de súbditos arrimados al pesebre, al sol que más calienta, a la sopa boba? La corrupción de los políticos se sustenta en gran parte en todos aquellos que les ríen las gracias, les consienten las fechorías y les alaban el gusto". Gracias y un abrazo
Para ser medico o abogado, hay que estudiar una carrera, para ser politico no.
ResponderEliminarEso es lo malo, que hoy ser politico es la carrera más corta si se tiene suerte, y con tener el graduado escolar vale.
hoy apar cualquier trabajo te piden una titulación acorde a el puesto de trabajo, a un politico no se le pide eso solo con que tenga lavia vale.
Asi nos va, que Dios nos pille confesados y que gane el mejor.
Hola, Anónimo:
ResponderEliminarEn principio, no está mal que cualquier persona, con independencia de los estudios que tenga, pueda ser concejal, alcalde, diputado... incluso presidente. Por aquello de la igualdad de oportunidades.
En la práctica se demuestra que a muchas de esas personas las sobrepasa el cargo. Ahora bien, ¿qué es mejor, una persona entregada y con buena voluntad, aunque tenga pocos estudios, o un señor con tres carreras que utilice el cargo en su beneficio?. Claro que la cosa es peor cuando se juntan en uno solo estos dos factores...
En fin, yo creo que para determinados cargos se requiere una buena preparación.
Un abrazo