Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
Fotografía de un
momento de la Transición
¿Qué ha sido de aquellos tiempos alegres y venturosos de los
primeros años ochenta, en los que el futuro era visto con ilusión y confianza por
la mayoría de los españoles y la perspectiva del progreso tenía el norte hacia
arriba? Nada hacía pensar que un día se nos iba a helar la sonrisa y los labios
se nos iban a volcar hacia el lado áspero del nadir.
El Rey don Juan Carlos I de España era el león de la Metro y, como tal, había sido una pieza determinante en la contención
de las procelosas aguas del golpe de Tejero: “Se sienten, coño”. Y Gutiérrez
Mellado dijo que se sentara su abuela.
Recogiendo los pedazos de la UCD de Adolfo Suárez, que quiso hacer normal lo
que en la calle era normal, Felipe
González había ganado las elecciones del 82 con una mayoría aplastante que le
auguraba un futuro largo de poder, para lo que no había dudado en renunciar al
marxismo y a meternos en la “OTAN, de entrada no”. Tenía a su lado al siempre mordaz
Alfonso Guerra para que el que se moviera no saliera en la foto.
Fraga, de quien decían que llevaba el Estado en la cabeza, se sentía pletórico en el atril de la Tribuna y, a la vez que se
comía sus palabras atropelladamente, llenaba el Congreso de autoridad y de
garbanzos: “La calle es mía”. Dijo. Y Carrillo –que sufría una sangría de votos
y de personalidades- se postulaba para
la dirección del comunismo en Europa, apoyado por Enrico Berlinguer y George
Marchais.
Por lo demás, el Congreso era un hervidero de políticos ilusionados
y de magníficos oradores que, en general, tenían de los ciudadanos un
considerable respeto.
Quedaban muchos años para que Aznar acuñara la expresión
“España va bien” y Zapatero, que
cuestionaría la nación española y ganaría dos veces al ahora Presidente, no
estaba ni siquiera en el horizonte…
¿Quién aguó la fiesta? Resumiéndolo un poco, parece claro que
nos cegó la avaricia. La inmobiliaria en España. La financiera en Wall Street. Y
las dos, con el nombre de crisis, se han instalado cómodamente en Europa, ese
sueño que está políticamente sin resolver.
Dejo aquí un instante de aquel período increíble de la Transición, una foto de
la que se han caído todos los componentes menos el Rey, la Reina y el Parlamento con
sus ya legendarios leones.
¡Guauuuuu…!
Fotografía de un momento
de la Transición
Don Juan Carlos Primero,
la
Monarquía.
La Señora
de España,
doña Sofía.
Los leones, la orla
del Parlamento.
El menú de la chusma
se cuece dentro.
Mandatarios legales,
sus Señorías;
los paquetes de leyes
nuestras comidas.
Don Felipe es el Jefe,
Guerra el segundo,
los ministros, terceros,
los otros, muchos.
Don Gregorio es la sombra
de Landelino:
encargado de clase,
riñón de oficio.
Don Santiago es el humo
que lleva el viento,
Gallardón es la leña,
Boyer el fuego.
Don Adolfo es la pose,
Miñón el texto,
y Bandrés quintaesencia
de lo modesto.
Don Miguel es la
Roca,
la garantía;
y con Marcos Vizcaya,
la
Autonomía.
Don Manuel antesala
de don Felipe;
y el recambio de Guerra
¿Jorge Verstrynge?
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
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