Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
Independencia de
Cataluña: un problema añadido
El
molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya, el señor Artur Mas (apoyado
por el PP, no lo olvidemos), hace apenas dos meses era el paladín de los
recortes en esta España de chichinabo que, a finales del 2007, fue cogida por el toro de la especulación, la
corrupción y el despilfarro que él y su partido han contribuido a alimentar de una manera
importante (Solo en TV3 se han gastado 1.100.000 de euros en los últimos 4
años). Y, la verdad, se le estaban
poniendo las cosas muy negras, muy duras y muy difíciles. En realidad, se podía
decir que se le habían echado los catalanes encima. Sin embargo, en lugar de
ser valiente y afrontar los problemas con rigor, perseverancia y seriedad, como teóricamente le corresponde, se
ha limitado a ser astuto, a darle la vuelta a la tortilla y a desviar la
atención, es decir: en vez de ser el muñeco que recibe todos los palos de los sufridores y agraviados por
la situación económica, ha pasado a ser el implacable rejoneador que hurga con
la lanza del enfrentamiento allí donde ya estaba abierta la herida. Le ha
bastado ponerse al frente de la irresponsabilidad.
Y
cuando digo la herida no me refiero al llamado “problema catalán”, que según
Ortega y Gasset es un problema irresoluble mientras España subsista, sino al de
la crisis, que, como todo el mundo sabe, el señor Artur Mas y su partido han
contribuido a crear (Ver la cantidad de casos de clientelismo y de corrupción,
incluido el reciente de las ITV, que afecta directamente a la familia Pujol). A
mi modo de ver, tal y como estaban las cosas, tenía que haberse ofrecido a
trabajar por España, que en estos momentos es la mejor forma de trabajar por
Cataluña. Me explico: a día de hoy, y tal vez por muchos años, Cataluña forma
parte de España. Y España no es que esté atravesando una crisis económica,
simple y llanamente, es que está enferma de solemnidad y lleva varios años en
la UVI.
Y
lo cierto es que de esa enfermedad hay numerosos responsables en todo el territorio
nacional, por la sencilla razón de que hay muchos mamones de la teta administrativa, muchos
corruptos de toda especie y muchos
estafadores de guante blanco, a los que habría que pedir responsabilidades y arrojar
de la política y del poder. Además, habría que incautarse de sus bienes y meterlos en la
cárcel. Para empezar, hay que decir bien alto que los últimos presidentes del
Gobierno que hemos tenido en España, así como una gran parte de los políticos y
mandatarios –por no decir todos-, han mirado más por lo suyo y lo de sus
secuaces (partido, banca y empresarios) que por el beneficio del conjunto de la
sociedad. Pues bien, todo ese lastre que arrastramos los españoles y que ahora
está pesando como una losa de acero y hormigón, no rebaja ni un punto la responsabilidad de los políticos y mandatarios
catalanes, con el President a la cabeza, ya que ellos tienen su cuota parte de
culpa.
Finalmente,
tenemos que decir que el señor Artur Mas, amén de irresponsable, ha sido un impaciente
de mucho cuidado (Y quien dice Artur Mas dice aquellos para los que trabaja). De
hecho, en un arrebato de insensatez, ha cogido los bártulos de su mesa de
operaciones y se ha ido a Madrid a plantear una excusa: el pacto fiscal. Pero a
lo que ha ido de verdad es a esconder una serie de problemas muy gordos
derivados de su gestión y una serie de corrupciones que están pidiendo a gritos
que rueden unas cuantas cabezas. Si de verdad hubiera querido plantear exclusivamente
el problema de la financiación, no hubiera ido a Madrid con un órdago a la
grande, sino con una propuesta de acuerdos, con un ánimo negociador y, como dije más atrás, con el ofrecimiento añadido
de trabajar por España para salir cuanto antes de la crisis. El toro de la
independencia, de persistir en su embestida, no va a propiciar la victoria o la derrota de
ninguno de los contendientes, sino la ruina de Cataluña y de España.
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