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sábado, 27 de enero de 2018

Una luz prodigiosa


Rosa, 1978

Una luz prodigiosa
Playa y puerto, 1978

Los lugares donde uno ha sido feliz están llenos de pisadas y de recuerdos.

El recuerdo del amor es imborrable, por muchas olas de tiempo que le pasen por encima.

En las tardes primaverales de 1978, paseábamos a menudo por aquella vieja playa de Villajoyosa que, además de ser de cantos redondeados, tenía una barandilla verde. Tu cara de embarazada no perdía nunca el acordeón mágico de la risa. Y yo, embarazado consorte, me reía simplemente de felicidad. Un hijo ensancha mucho los horizontes y, como el alba, ofrece a los que esperan una luz prodigiosa que nace abierta al mundo.

Finalmente, la luz se concretó. Y fue niña.

Mariano Estrada, del libro "La magia de lo auténtico" (2017)

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