Montiboli, Villajoyosa
Una rosa amarilla
El ácido:
El hombre ha abierto tanto
las fauces, que los lobos
deben ser protegidos de la ferocidad.
La base:
Las noticias del día no me dejan
resquicios en los que depositar
la esperanza y el ánimo.
La sal:
¿Y qué sentido tiene
que ocupéis el espacio de un poema
si tengo que llamaros
por vuestro nombre, y vuestros méritos
se limitan a la depredación?
El agua:
Puesto que sólo hay interés
y el beneficio es bruto,
voy a invertir mi tiempo
en capitales pétalos de rosa.
Corolario:
No, el día es hermoso
y no puedo gastarlo ni gastarme
en la enumeración prolija
de vuestros crímenes.
Es mejor que me ocupe de esa rosa amarilla
que traspasa las bardas del jardín,
porque es elemental y huele
a verdades que se sitúan
más allá de vosotros, más allá
de esta victoria impune
de la banalidad, que nace
estrepitosamente derrotada.
Mariano Estrada
Del libro A este lado del Paraíso, incluido en Poemas huérfanos (2016)
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