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jueves, 24 de noviembre de 2011

Azumbres de la noche: un libro de verso libre


Cuadro de la portada. Autor: José Piqueras

Azumbres de la noche: un libro de verso libre

Texto de la solapa

Aunque la patria de este libro no es otra que el aire, y el aire es de ubicación harto difícil, lo cierto es que fue escrito donde tiene su aposento la luz, entre las brisas salobres de este undoso Mar llamado Mediterráneo (Villajoyosa 1984-1989). Pero si hay que haber nacido en un determinado lugar para escribir de una determinada manera –cosa bien posible-, digamos que el mar es una ausencia en mi patria, pues mi patria es un pueblo de Zamora (Muelas de los Caballeros, 1947) que linda con los vientos de mi corazón, si bien no los contiene –y mucho menos los agota-, porque mi corazón es el centro de un círculo que, bajo impulsos telúricos y a través de anchas culturas, se extiende por los fuegos del lubricán hasta el abrazo infinito de los hombres. Y esto no es sólo una hipérbole, sino también –y sobre todo- una ardiente declaración amorosa hacia esa patria ecuménica, antes mencionada, que es de donde nacen los versos para tirar del amor... o al menos de una imprescindible convivencia. Al fin y al cabo ¿qué importa una patria si el corazón la convierte en una isla? (Mariano Estrada)

El poema que dejo a continuación no es porque me parezca el más representativo del libro, sino sencillamente porque de él fue extraído su título.

Percibimos el amor…

Percibimos el amor en la apacible forma en que
la luna recae en la existencia,
cuando el grueso de los hombres
ha dejado ya a la noche en soledad
y el tiempo fluye con el ritmo de la calma.

Te miro y el mirarte es penetrar la vida,
porque en tus ojos se alarga la fugaz naturaleza
del ensueño
y se hace exacto el pulso,
el corazón,
el río de la sangre y
la memoria.

No hay palabras calladas ni preguntas diferidas
ni silencios que generen desazón… o duda.

Hay un todo armonioso cuya esencia nos envuelve
y nos deja aquí, unidos en el alma,
al borde inescrutable del espacio.

Salud, amor, la copa es nuestra,
en tanto no se agoten las azumbres de la noche.

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

2 comentarios:

  1. Te saluda uno de la quinta del 46, que no compartió contigo la milicia pero sí otros espacios más ascéticos o más místicos o menos luminosos, parameras leonesas o montañas cántabras, cuando la vida se nos abría como una flor inalcanzable, nosotros que levitábamos en idearios imposibles.
    ¿Sabías que la profesión donde la gente se siente más féliz, según encuestas muy sesudas, es la de cura?
    Disfruté de la serenidad y calma que desprende tu poema.
    Levanto yo también la copa por vuestro amor, amigo.
    "Azumbres de la noche", dices, me lo explicas como si fuera un niño.
    Un abrazo cariñoso o cariñenense.

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  2. Hola, compañero de ascetismos y místicas: recibo con mucho gusto tu cariñoso abrazo cariñenensis (latinizo la palabra para ponerla más en contexto, pero lo hago sin menoscabo del vino)
    Leí la noticia a la que aludes hace solo unos días y, la verdad, no dejó de sorprenderme. Por curiosa. Y también por contradictoria, porque siendo una profesión que produce felicidad no se comprente que la gente no salga corriendo a hacerla suya. Al contrario, actualmente produce un rechazo general evidente.
    Gracias por el brindis. Supongo que ahí, en tu tierra, aún habrá personas que recordarán lo que es una azumbre, especialmente si es azumbre de vino.
    Precioso comentario.
    Un abrazo

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