Embeleso
Sabía lo que era la belleza, pero, al verte a ti, supe que la tuya era el punto más alto que mis ojos podían contemplar. Conocerte después fue confirmar las presunciones de aquel estremecido embeleso de mis sentidos. Eras la fuente de la luz en un mundo de opacidades, de reflejos y de sombras.
Explosión
Aquella tarde estuvimos en el U.K., un pub inglés que se había puesto de moda en Benidorm. Al salir nos dirigimos al coche, nos acomodamos en él y nos pusimos a hablar de nimiedades e intrascendencias que, sin embargo, me encaminaron a hacerte esta pregunta: ¿por qué sales conmigo teniendo tantos chicos donde elegir? Tú te quedaste mirándome un momento y de repente saltaste sobre mí y me dijiste: “Porque te quiero”. Tanta fue la pasión y tanta la intrepidez con la que expresaste estas palabras que las últimas letras ardieron como brasas en mis labios. Era un beso de fuego. Con él se abría un futuro amoroso en el que tú y yo iríamos quemando conjuntamente la leña. Allí empezó también nuestra historia compartida en aquel viejo 600 que tanto significó para ti. Era el año 1974.
Mariano Estrada, del libro Rosa entre las rosas, cuarenta años de amor (2014)
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