Foto de JM Piña
Mientras cuelgo esta entrada estoy pensando en mis padres, María Vázquez y Daniel Estrada, que fueron tan buenos con nosotros.
Hojas lentas de otoño
La hojas de este libro, metáforas del dolor y del
gozo y exponentes de la belleza, perviven en la Carballeda zamorana,
especialmente en un rincón de la misma llamado Muelas de los
Caballeros-Justel-Quintanilla-Donado, porque allí fue donde me aconteció la
niñez con sus alforjas de felicidad, allí fue donde puso sus cebos la añoranza
y allí fue donde al cabo me ha rozado la muerte. Mariano Estrada.
Foto de Fernando Medrano
Un frío intestinal
se contrapone a esta belleza
de lenguas vegetales
que arropan el dolor
con los colores del otoño.
Foto de JM Piña
Esas hojas de roble, esos
tonos maduros del castaño,
ese brezo que incuba
esplendores de miel y colorido,
el humero feraz
en que consiste el agua...
A esas cosas respondo,
porque esas cosas son, no el mármol,
las cenizas más nobles
donde pueda guardarse una memoria.
Robles
Hojas lentas de otoño
Emanan de la tarde
vastos murciélagos de sombra
que, al pairo del crepúsculo,
anticipan el cerco de la noche.
La calle se concibe como
claro de luz artificial
y
procelosa vida.
Sobre un clamor ferviente
de variada naturaleza,
los árboles modulan en sus copas
placideces de viento.
Pero tú, ojo mustio, banco
entristecido de la casa,
desoyes el clarín de este concilio
y escuchas en las hojas
no un fervor verde de músicas,
sino un llanto de ceras, un esputo
agrio de lenguas amarillas.
Después, al dorso de la sombra,
bajo el trino desnudo de los pájaros,
el alba irrumpe en mí con
lentas
hojas de otoño.
Del libro Hojas lentas de otoño. Primer Premio de Poesía Ciudad de Torrevieja 1997
Mariano
Estrada www.mestrada.net Paisajes
Literarios
Foto de Fernando Medrano
Mariano es un recuedo precioso a tus padres que te dieron la vida para que hoy estes aqui. un abrazo
ResponderEliminar¡Hola Mariano!
ResponderEliminarLa nostalgia y los recuerdos de una niñez feliz inundan esta página. Vale decir que su lectura me envolvió en murmullos de una época mía más tierna e inocente, en la que todo era asombro y la más mínima inquietud tenía cobijo en los brazos de una madre. Aunque ya muy ancianos, aún tengo la dicha de tener vivos a mis padres, y temo el día que su voz no sea más que un grato y a la vez doloroso recuerdo en la memoria.
Un abrazo, poeta.
Ascensión
Gracias, Chus:
ResponderEliminarY como consecuencia de estar yo aquí, están también mis hijos. Como espero que estén los hijos de mis hijos. Para que no se rompa la cadena... Un abrazo
Es verdad, Ascensión: una dicha. No sabe uno lo que tiene en los padres hasta que se van. Cuando esto ocurre, nosotros recurrimos a la tradición y hacemos que afloren los recueros estos días. Todos juntos.
ResponderEliminarAhora hay tradiciones de importación y se celebran otras cosas. Me refiero al Halloween, que poco a poco nos está ganando el terreno, como Papá Noel en Navidad.
Yo, en esto, soy de la vieja escuela.
Gracias y un abrazo
Es maravilloso poder leerte...gracias
ResponderEliminarHola, María Luisa: no había visto este comentario. Y tiene ya dos años. Gracias por el elogio. Un abrazo
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