Los ojos de Lidia Herreros
La mirada
Vosotros me diréis que acariciar con los ojos
es moneda precaria.
Pero estáis completamente equivocados.
No es moneda siquiera.
Es el más inasible de los vientos.
Viento que da en las heridas
con emulsiones de sal.
Viento al final de un cansancio
que presagia frondas y fuentes.
Viento de mar y de monte y de meseta.
Viento.
Sí, la caricia de los ojos
es la gratitud por el final de un dolor,
una tregua de vida entre dos muertes consecutivas.
Los ojos son presagios de amor
y, entrar en ellos,
es abrir la eternidad a un tiempo finito.
Quien va al amor por los ojos
andará el mismo camino que los dioses
cuando hicieron el cielo.
El cielo se hizo de amor
y sus puertas hay que abrirlas con la mirada.
Del libro El cielo se hizo de amor (1986)
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
Nolvides que los ojos hablan, mira siempre a los ojos, sin palabras,sin cusion, no es ficcion es real. un abrazo
ResponderEliminarEs muy bello y muy real, sensibilidad realista, es curioso, la sensibilidad corresponde mejor con los sueños .... pero el sueño de abrir la puerta del amor con la mirada, para encontrarte en el cielo, es tan real como los ojos de la persona que amas me parce excelente querido amigo, gracias por dejarme compartir tu sensibilidad.
ResponderEliminarHola, Chus:
ResponderEliminarDe hecho, a través de los ojos hay conversaciones que echan fuego.Claro que también las hay que clavan puñales...
Un abrazo
Hola, Jorge:
ResponderEliminarY tan real, creo que la mayoría de las personas que se enamoran, de alguna forma lo hacen a través de los ojos. Mis experiencias personales todas apuntan en ese sntido. Y han sido tan reales como la vida. Gracias por el comentario. Un abrazo
Hay quien dice que "los ojos reflejan tu alma", y existen almas tan lindas que da gusto mirarlas. Es simplemente una oda a la mirada. Hermosa Mariano. Un beso.
ResponderEliminardiana lucia.
Hola, Diana:
ResponderEliminarYo tengo un poema que dice: "En tu mirada / los ojos son instrumentos / el resto es alma".
Creo que los ojos de Lidia, además de ser preciosos, tranmiten bondad. Sin duda Lidia es un alma buena.
Un abrazo
Hola, Mariano, precioso poema. Hay ojos, cuya mirada hace germinar el bien en las personas y convierten en bello cuanto miran. Tal me parece el caso de esos ojos de Lidia que nos has traído aquí otra vez.
ResponderEliminarA ellos les he dedicado unos “piropillos” que, si no es improcedente, te los dejo a continuación.
Es ver la quietud del mar
desde un gran acantilado.
Es verse ajeno y pasmado
fuera de tiempo y lugar
Es al puro azul mirar
que hasta del cielo es la envidia
Es la inmensidad más nidia
que puede fluir de un alma
Es un surtidor de calma
contemplar tus ojos, Lidia
Nota: el término “nidio/a” se utiliza -al menos por la parte montañosa de la región castellano-leonesa- para referirse a la manera como se nos presenta a la vista el campo tras una intensa nevada: liso, puro, terso, resplandeciente...
Un abrazo.
Santos
Hola, Santos:
ResponderEliminarEs cierto que es la segunda o tercera vez que utilizo los ojos de Lidia para ilustrar un poema, pero veo que no están utilizados en vano. Cada vez que lo hago, esos ojos despiertan en los lectores una profunda admiración y, en algunos, como tú, provocan admirables incontinencias líricas.
Es realmente precioso lo que le has escrito. Voy a procurar que lo lea y que se alegre y sonroje con tan nidia composición, pero tengo que decirte que Lidia no está pasando por sus mejores momentos. Creo que ya sabes que sufre de fibromialgia y fatiga permanente.
Al margen de lo que ella se alegre, que lo hará, yo quiero darte las gracias por tan precioso comentario y por saber captar la limpidez que hay detrás de esos preciosos ojos.
Un fuerte abrazo
Mariano
Pues tienes razón, querido Mariano, los versos de Santos me han hecho sonrojar.
ResponderEliminar¡Vaya sorpresa! Muchas gracias, Santos, me has dejado pasmada con tus preciosos versos. Son mucho más bonitos que mis ojos, con diferencia, porque la belleza está, sin duda alguna, en los ojos de quien mira. Me has hecho sonreír y eso, últimamente, como Mariano te ha dicho es difícil y por tanto impagable, así que la gratitud es doble. Guardaré tus versos siempre, con mucho cariño. ¡Un beso y hasta siempre!
Y a ti, Marito, qué puedo decirte sobre tu poema, si ya sabes que soy tu fan incondicional. Tus versos son siempre, además de hermosos, sabios en extremo. El cielo no pudo hacerse de otra materia que no fuera el amor, la más pura e incontaminada. Así que, lógicamente, sus puertas sólo se pueden abrir con la mirada, que es también la puerta del alma.
Un fuerte abrazo y un beso, querido Mariano.
Hasta pronto!
Lo cierto, Lidia, es que los ojos que aparecen en esa fotografía, son transmisores de una serie de esencias que incitan a seguir los caminos de la belleza. Y uno es muy consciente de que la belleza solo se puede alcanzar ahondando en lo mejor de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn beso genuflexo y entregado.
Esos no son ojos, son ojazos de rompe y rasga... llamativos por su color pero sobre todo por la luz que desprenden y que lo iluminan todo y a todos los que los miran.
ResponderEliminarConozco esos hermosos ojos aunque nunca los vi y adoro a su propietaria aunque nunca la ví... pero ella lo sabe.
Precioso poema.
Cierto, Liver: son unos ojos preciosos. Hago mías tus palabras. Pero añado: yo sí tengo la suerte de conocerlos de cerca.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
En algún sitio he leído
ResponderEliminarque el primer beso nunca se da
con la boca, sino con la mirada.
Buen poema amigo Estrada
ResponderEliminarGracias, Mayka:
ResponderEliminarY cuando la mirada es correspondida se produce una explosión de gozo.
Un abrazo