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miércoles, 18 de abril de 2012

El huevo



Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

El huevo

La ínclita e  inolvidable Margaret Thatcher, cuando ejercía de Gobernanta de su país, demostró tener los arrojos del tamaño de las Casas del Parlamento, incluido el Big Ben. No en vano la llamaban “La Dama de Hierro”.

Los españoles tenemos de Presidenta de la Comunidad de Madrid a una mujer con los redaños  más grandes que la mayoría de los hombres, si descontamos a Bush, que, aunque ajenos, los tiene multinacionales y montados en el petrodólar; a Aznar, que los tiene espartéricos y subsidiarios; a Trillo, que los tiene del tamaño de Perejil a la dulce hora del alba ¡Manda huevos!  A Berlusconi, que los exhibe como si fueran de percherón y a lo mejor son de poni, un poni obseso que persigue a las becarias sin las habilidades ni los encantos de Clinton; y a Putin, que los tiene montaraces y mercenarios, como Bush, pero con menos apoyos económicos.

En favor de la Presidenta madrileña, podemos decir que, en general,  los hombres de hoy en día no son de “Abrótano macho” ni de “Pásamela que los arrollo”, sino que tiran más bien a metrosexuales,  posmodernos y relativistas. Vamos,  que llevan el machismo en los tópicos y las costumbres heredadas, pero no en el horcajo de las extremidades inferiores, donde dicen que van siendo sustituidos por bolitas del árbol de navidad. Por eso han perdido calidad los espermatozoides, que a día de hoy son deficientes de pleno derecho. Tan perezosos se han vuelto -y tan inútiles-,  que no encuentran el camino del óvulo ni preguntando en la Organización Mundial de la Salud.

Habría que decir, no obstante, que no todos los animales son políticos. De hecho, la inmensa mayoría de los animales son solo eso: animales. A partir de ahí, hay unos que tienen huevos, como el Caballo de Espartero, el toro de Osborne o el oso de la Comunidad de Madrid. Y otros que simplemente los ponen, como las avispas, las codornices, las oropéndolas, la palomas, las gallinas…Los de estas últimas son los que a nosotros nos interesan, porque sirven para comer con patatas y también para tirárselos a los actores que lo hacen rematadamente mal, como los políticos.

En cuanto al tamaño… ¿Importa realmente el tamaño? Pues, hombre, no sé. Parece que los huevos de avestruz exceden la capacidad de las sartenes domésticas y corrientes. Y que los huevos de colibrí, todos juntos, no alcanzan para hacerle una tortilla a una pareja de gremlins.

Un abrazo

Dejo aquí un divertimento de la época de los setenta.


El huevo

El huevo apenas consiste
en una bola ovalada
que entre la monda y la yema
tiene la clara.

Clara y oscura,
cuando en la yema aparece
la galladura.

Y no le cabe más gloria
que darle vida al polluelo
que lo destroza.
Con ello el huevo se acaba.

Mas si resiste,
el huevo apenas consiste
en una bola ovalada
que entre la monda y la yema
tiene la clara.

Clara y oscura,
pues si en el huevo aparece
la galladura...

De la serie “Expresiones propias”

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

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