Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
El huevo
La ínclita e inolvidable Margaret Thatcher, cuando ejercía
de Gobernanta de su país, demostró tener los arrojos del tamaño de las Casas
del Parlamento, incluido el Big Ben. No en vano la llamaban “La Dama de
Hierro”.
Los españoles tenemos de Presidenta de la Comunidad de
Madrid a una mujer con los redaños más
grandes que la mayoría de los hombres, si descontamos a Bush, que, aunque
ajenos, los tiene multinacionales y montados en el petrodólar; a Aznar, que los
tiene espartéricos y subsidiarios; a Trillo, que los tiene del tamaño de
Perejil a la dulce hora del alba ¡Manda huevos!
A Berlusconi, que los exhibe como si fueran de percherón y a lo mejor
son de poni, un poni obseso que persigue a las becarias sin las habilidades ni
los encantos de Clinton; y a Putin, que los tiene montaraces y mercenarios,
como Bush, pero con menos apoyos económicos.
En favor de la Presidenta madrileña, podemos decir que, en
general, los hombres de hoy en día no
son de “Abrótano macho” ni de “Pásamela que los arrollo”, sino que tiran más
bien a metrosexuales, posmodernos y
relativistas. Vamos, que llevan el
machismo en los tópicos y las costumbres heredadas, pero no en el horcajo de
las extremidades inferiores, donde dicen que van siendo sustituidos por bolitas
del árbol de navidad. Por eso han perdido calidad los espermatozoides, que a
día de hoy son deficientes de pleno derecho. Tan perezosos se han vuelto -y tan
inútiles-, que no encuentran el camino del
óvulo ni preguntando en la Organización Mundial de la Salud.
Habría que decir, no obstante, que no todos los animales son
políticos. De hecho, la inmensa mayoría de los animales son solo eso: animales.
A partir de ahí, hay unos que tienen huevos, como el Caballo de Espartero, el
toro de Osborne o el oso de la Comunidad de Madrid. Y otros que simplemente los
ponen, como las avispas, las codornices, las oropéndolas, la palomas, las
gallinas…Los de estas últimas son los que a nosotros nos interesan, porque
sirven para comer con patatas y también para tirárselos a los actores que lo
hacen rematadamente mal, como los políticos.
En cuanto al tamaño… ¿Importa realmente el tamaño? Pues,
hombre, no sé. Parece que los huevos de avestruz exceden la capacidad de las
sartenes domésticas y corrientes. Y que los huevos de colibrí, todos juntos, no
alcanzan para hacerle una tortilla a una pareja de gremlins.
Un abrazo
Dejo aquí un divertimento de la época de los setenta.
El huevo
El huevo apenas consiste
en una bola ovalada
que entre la monda y la yema
tiene la clara.
Clara y oscura,
cuando en la yema aparece
la galladura.
Y no le cabe más gloria
que darle vida al polluelo
que lo destroza.
Con ello el huevo se acaba.
Mas si resiste,
el huevo apenas consiste
en una bola ovalada
que entre la monda y la yema
tiene la clara.
Clara y oscura,
pues si en el huevo aparece
la galladura...
De la serie “Expresiones propias”
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
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