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Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
...A mí me habita un
caballo
que se desboca;
mis venas urgen galopes
de sangre a gotas.
A gotas tristes, a veces,
alegres otras;
que no se cansa la sangre
de ser tan roja...
que se desboca;
mis venas urgen galopes
de sangre a gotas.
A gotas tristes, a veces,
alegres otras;
que no se cansa la sangre
de ser tan roja...
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El pasto
Los caballos de la tarde han estirado el belfo
porque han olido el perfume de la hierba
y yo padezco la dicha
de estar atado a tus ojos.
Pero tus ojos son brañas
en callado claustro de meditación
por donde pasan palomas sin despertarte…
Y vendrán las lluvias
y tú estarás metida en tus párpados.
Y vendrán los vientos
que los árboles transformarán en apacibles canciones.
Y vendrá la noche oscura
y tú tendrás cobijo en la inmensidad de los sueños.
¿Adónde irán, entonces,
los caballos de la tarde
a perpetrar su bocado?
¿En cabelleras oníricas?
¿No te he dicho ya
que estoy hundido en tus ojos?
Y… ¿qué ha de hacer sin pasto un corazón
amando
tanto la hierba?
Del libro “Azumbres de la noche”
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
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