Desde el camino de Benimantell, Alicante, detrás del Puig Campana
Aliagas de marzo
Me reconcilio, al
fin, con el soporte
oscuro del paisaje o con el
agrio punzón de la maleza,
porque he aprendido a amar en el dolor
y a levantar en el cauterio
la miel desestimada de la vista.
oscuro del paisaje o con el
agrio punzón de la maleza,
porque he aprendido a amar en el dolor
y a levantar en el cauterio
la miel desestimada de la vista.
Me reconcilio con el beso gris,
con el perfume árido o
la púa dolorosa,
porque he aprendido a ver en las heridas
su más oculto fondo.
con el perfume árido o
la púa dolorosa,
porque he aprendido a ver en las heridas
su más oculto fondo.
Y al fin me reconozco en el paisaje
que, abonado en las flores del almendro
-ahora verdes hojas-,
esta aliaga extendida me propone.
que, abonado en las flores del almendro
-ahora verdes hojas-,
esta aliaga extendida me propone.
Y bendigo el limón sin amargura
que emerge de los tallos de un dolor
en su negada espina.
que emerge de los tallos de un dolor
en su negada espina.
Sí, hoy me reconozco
en el abrojo florecido,
la hidra indomeñable o la exultante broza,
porque es en la belleza subsidiaria
donde más te amo.
en el abrojo florecido,
la hidra indomeñable o la exultante broza,
porque es en la belleza subsidiaria
donde más te amo.
Mariano Estrada
Del libro Desde la flor del almendro (1995)
Del libro Desde la flor del almendro (1995)
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