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jueves, 28 de enero de 2010

Los efectos de la basura

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
Los efectos de la basura

He vuelto a tener un percance con el ordenador, pero como de esto ya escribí otro día y lo escrito sigue estando vigente, pego aquí el texto y a otra cosa, que es jueves. A propósito, mi equipo ya va quedando “osoleto”, pero “cunciona” muy bien. Además, ¿Para qué quiero yo un iPad que aún no se ha puesto a la venta? Sé que habrá muchas colas, cuando salga, pero conmigo harán parcos negocios. O sea que esperaremos a que bajen los precios. Por cierto, parece que finalmente van a caer un pico los de la vivienda. Lo ha dejado bien claro FG, el del BVA. O sea que… esperad, dijo Nerón. Y le prendió fuego a la sociedad de consumo.


Los efectos de la basura


A mi ordenador le ha entrado basura ¿Y a quién no? –dirán ustedes. Lo que pasa es que a cada quisque, o a cada cosa, la basura le entra de forma diferente, de tipo variopinto y por distintas rendijas, orificios o vericuetos. A mi ordenador, por ejemplo, le ha entrado una basura “spyware”, que es muy guarra muy guarra, tanto que mi técnico informático no ha podido con ella y ha tenido que llevarse el mesenterio, o sea la unidad central, que está entre el western monitor y el far scanner, justo delante del old fax. Se lo ha llevado al huerto de las reinstalaciones después de estar tres horas calentándole inútilmente las higadillas, que ahora las tiene alborotadas e insatisfechas. Se trata de un “quake”, nombre de viejas resonancias religiosas, con las que nada tiene que ver, supongo. Un “spywareQuake”, para decirlo con la exactitud religiosa de Enrique Iglesias, cantante que a su modo ha subido a la red.


Por lo que he podido observar, el “quake”es duro y frío. Tan duro y tan frío que él solo ha podido con todos los programas “antispyware” que existen no ya en el país, sino en el mundo y en la vanguardia, incluidas sus últimas actualizaciones. A la postre, cansado y abatido, el técnico se lo ha llevado al garaje, con el perro de Víctor Manuel -que ha mordido muy poco, la verdad-, para someterlo a un vaciado de cerebro y a una clonación de los genes, que a lo mejor no son genes, sino chips. Me han clonado los chips. Pues muy bien, tío, ya te vale, a mí no han podido clonarme el riñón, porque soy un declarado pacifista. Ya ves, y a ti te clonan los chips para llenarlos un día de basura. Y otra vez a empezar.


En esto de la informática se empieza todos los días, porque todos los días amanece y todos los días se actualiza el antivirus con los nuevos antídotos. Mi panda, que es un oso otoñal del 2005, se ha quedado “osoleto”, como diría el oso blanco del PSOE ¿Por qué dice “osoleto” Pepe Blanco? No sé, ¿por qué dice “conceto”? Porque es un “corrutor” del lenguaje, un “corruto” verbal, un speaker latino del Hyde Park Corner y poca monta, un personaje antiacadémico que tiene equivalentes señalados en el mundo del “fúbol”, como el propio Presidente de la Real Federación Española, Ángel María Villar...


Pues bien, mi panda se ha quedado “osoleto” y no caza bien las basuras, tendré que renovar la licencia para matar el spam, pam, pam, con la escopeta del último James Bond y los nuevos atributos de la chica. Para matar los “viruses” y los “spyware” y todo lo que se le ponga por delante. Menos el “quake”, que no hay dios que lo quite de la barra de abajo, donde el icono parpadea en verde y en rojo con una sonrisa franca. Porque es que encima se ríe de mí, el gilipijo, de mi apabullante ignorancia en el asunto y de la relativa sabiduría del informático que, con su buena voluntad y su inquebrantable paciencia, ha estado tres horas con el ratón, que ahora es un aliado del hombre para ir detrás de los gatos cibernéticos, algunos de los cuales son ciertamente visibles y provocadores: “aquí estoy, aquí, aquí”, pero a la vez inexpugnables y escurridizos: “jódete y baila, querido. Tendrías que ser un hacker inteligente y experimentado para encontrar las autopistas que conducen hacia mí. Pero tú no eres Pedro, en quien yo he fundado mi iglesia, sino Moisés, el que encontré en la canasta que, en el último segundo, dio el triunfo a los Grizzlies de Gassol, el catalán de la paz y de las alturas. Gloria a Dios “in excelsis”


El técnico Moisés se fue con la memoria de los últimos años de mi vida y yo me quedé aquí, asperges, en las entrañas de un portátil de prestadillo que, con una autonomía dependiente del mamotreto central, no puede aspirar la basura que circula a puñados por la red, pero tampoco recibir los beneficios del correo electrónico y de las páginas de información digital. Buen momento, sin duda, para balancearte sobre la tela de esta enorme araña, ver los pros y los contras y decidir si te vas, te columpias o te quedas, sabiendo de antemano que la elección es sencilla: basura con calor o pureza con frío. Llamaré esta tarde a Moisés o a Pedro para que, desarmada la basura, me devuelvan cuanto antes el rosario limpio de la memoria.


2 comentarios:

  1. Hum, Mariano, qué desasistido te he visto aquí... no existe spyware que un buen técnico con conocimientos de verdad (y no de broma) pueda quitar, te lo aseguro, y lo más cómodo es formatear y a otra cosa, pero evitaremos en el futuro que eso ocurra y si ha de ocurrir que sea previa garantía de 0 pérdidas. Abrazo.
    Moch

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  2. Hola, Moch: lo peor que le puede ocurrir a un ábol es que no se posen en él los pajaritos.
    No lo he pasado muy mal, aunque del artículo se saque esa impresión. Quien no sabe es como quien no ve. Convivir con algún que otro virus puere resultar inocuo, hasta que viene un troyano y te muerde. Pero eso solo pasa de vez en cuando...
    Gracias por tu ofrecimiento y por tus cuidados.
    Un abrazo

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