Rosa
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Remanso
¿Que por qué se rinde un pájaro a una mano quieta?
Acaso porque el aire es un manjar apetecido
que nunca satisface,
porque el sueño se conmueve
cada vez que una oropéndola tropieza en una nube.
Acaso por la mala digestión, el cólico, el ricino,
por la hartura que abotarga,
por la noria que repite cangilones de una forma obsesiva,
por la lengua seca,
truncada en los azúcares deslavazados,
por la vana flor, la miel empalagosa…
Pero, mira, todo esto,
el deseo trunco,
el fuego alicortado por un copo de nieve.
O la tarde,
la tarde que gravita en nuestros pasos
y se entrega,
no hubiera sido bastante para abatirme los ojos.
La causa ha sido una fuente,
un agua elemental, estricta y pura,
en cuyo fondo sereno, sin haberlo sospechado,
se reflejó la
quietud de mi camino.
Del libro “Azumbres de la noche”
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
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