Jardín casa. Foto M. Estrada
Macedonia de textos rescatados del olvido
La poesía
Para mí, la poesía es
consustancial a la vida y, como a ésta, la uso, la profano, la denigro, la
abrazo, la magreo, tal vez la violo... Pero, llegado el momento, la opongo como
firme contrapunto a todo aquello que agrede la sensibilidad de los aires y el
invisible corazón de las flores. Lejos de la pusilanimidad, la poesía me ha
hecho fuerte en los momentos difíciles.
El paisaje
Hoy sé que el paisaje
es una forma visible de la eternidad, pero no hay garantías de que la eternidad
tenga siempre un paisaje atractivo y admirable. Al contrario, puede llegar a
ser realmente horroroso ¿Vamos a permitirlo sin más? ¿Dejaremos que comercien
con él los especuladores? ¿Vamos a legar al futuro una eternidad cada vez más
corrompida y devaluada?
¿Por qué huyes?
¿Por qué huyes y te escondes y te evades? ¿No
crees que la realidad hay que afrontarla con el pecho descubierto y con los
ojos despejados? ¿No crees que tanto el placer como el dolor deben dejar sus
marcas en la carne y el espíritu, como el agua de las tormentas deja sus surcos
en la tierra, como el fuego del sol deja sus huellas en la uva?
La
palabra
En esa enfermedad en la que
estamos, entre empujones atropellados y acuciantes vértigos, se ha difuminado
una parte de nosotros. Pero nos sigue quedando la palabra, como a Blas
de Otero, y con ella consagraremos nuevamente la primavera, que es la
estación de la vida, para lo cual nos
apoyaremos en primaveras ya consagradas: la de Strawinsky, que es música venal y sensitiva; la de Alejo Carpentier, que es verbo
polinizado y generoso compromiso; la de Vivaldi,
que es la savia madre de un año intemporal, musicalmente magnífico; y la de Zóbel, que además de imagen sencilla y multiplicada sugerencia, es
la yema de un árbol en un campo profuso de floración y transfiguraciones.
Reflexión ante una
fotografía crepuscular
Plaza de los chopos, Muelas de los Caballeros (Zamora). Foto Fernando Medrano
La
tarde se percibe como un césped de paz donde las hojas duermen. La belleza
apura el instante que precede a un inminente desmoronamiento, acaso a un
merecido descanso. La imagen -una plaza
de chopos con lindes en la noche-, exige un haz de luz para que el marco
circundante -geometría pétrea de apariencia estéril-, se refleje en la mirada
como un vientre íntimo de vida. Así se alejará la soledad y, lentamente, pero
ya sin miedo a la sombra, volverá a reconstruirse la esperanza.
Momentos de la
patria chica
A
este hermoso rincón del Noroeste de España, bordeando la humildad y el espesor
del frío, yo llegué en el rabión de una tormenta que, en el año 1947, se extendió por el paisaje. En él crecí, a él me acostumbré y,
desde hace tiempo, lo añoro. Su primavera es tardía, pero rompe en la mirada
como un cuerpo virgen. El otoño, en cambio, es un roble tendido hacia la paz del alma: lugar donde se posa,
con dulzura, la belleza lenta del ocaso.
El verano es un cántaro ligero de templanza y gusto.
Semana Santa en Benidorm
Por
razones perfectamente explicables y conocidas, una de las procesiones más
largas de esta España de playa y de saeta es la que, partiendo de diversas
geografías, tiene su norte en Benidorm,
nueva Jerusalén que ha invertido
el concepto de la sal, fosilizado y sodomita, y ha erigido su templo y sus
estatuas en la arena recurrente, el barro proceloso, el polvo innumerable.
Sexus et pecunia
No deja de ser incomprensible –por más que a la vez sea obvio-,
el hecho de que el hombre se empecine en reducir a dos no los mandamientos
divinos, que esos ya habitan los
sobrados y las cacharrerías, sino los nervios vitales que surgen de la tierra
del crecimiento ¿Por qué el amor, que abarca el erotismo y las flores, ha de
recluirse en el bandullo séptico de un obrador de Vulcano? ¿Por qué la
voluntad, definidora y libre, se ha de someter a los exergos elementales de la
moneda? He ahí las hojas de esos dos árboles extensos: procelosas, simples,
atrayentes...Y creo que también inevitables.
Estrategia fallida
Querida Indecisión: Si estás pez, como dices, conviene que
te hagas una chuleta. O mejor aún, que no te presentes al examen y te prepares
para la siguiente convocatoria. Claro que hay otros modos de aprobar, aunque no
siempre funcionan como al interesado le conviene. Recuerdo a una chica de mi
clase que tenía con los profesores una buena química, lo cual les llevaba a la
física y a sus cuantos ¿Cuántos hubo? No sé, pero un día le fallaron los
cálculos y le tocó estar un tiempo con los senos matemáticamente suspendidos.
Una tarde que salimos de vinos por el viejo Madrid, me lo confesó abiertamente
en la oscuridad de una escalera cuya historia escribió después Antonio Buero
Vallejo ¿O la había escrito antes y en otro sitio? No sé, el caso es que la
chica añadió: “O tú me echas un cable o tendré que estudiar matemáticas ¿Qué
otro modo hay de enfrentarse a la homosexualidad?”
-Quieres que te dé clases de matemáticas?
-¿Clases? Tú estás en la inopia, hijo mío. Lo que quiero es
que intercedas por mí. A la vista está que le gustas…
El roce
Llegaban al barrio donde vivían. Venían de la playa en
bañador. Ella sabía que le amaba. Él la amaba también, pero aún no estaba al
corriente de este leve detalle... Ya sabéis que los hombres tenemos que pasar
dos veces por el mismo sitio para enterarnos de la misa la media. La tarde era
apacible y nada raro se presagiaba en el futuro más próximo, hasta que se
produjo aquel roce accidental ¿Accidental? Bueno, hasta que se produjo aquel
roce, con el que sus manos temblaron antes de dejar de respirar y abandonarse del todo a la caricia.
La mirada
Yo estoy convencido de que, de todos los signos exteriores
con los que se expresa el amor, la mirada es el más definitorio. Detrás de unos
ojos enamorados hay una impresionante carga magnética: “En tu mirada / los ojos
son instrumentos / el resto es alma”. De hecho, “quien va al amor por los ojos andará
el mismo camino que los dioses cuando hicieron el cielo. El cielo se hizo de
amor y sus puertas hay que abrirlas con la mirada”.
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
Bien por lo de la "ESTRATEGIA FALLIDA" !!!!
ResponderEliminarEs un verdadero gozo leerte Mariano. Ah! que bueno que te descubrííííí. Sólo puedo decir Gracias mil!
Gracias, Sillercita: creo que eres muy condescendiente conmigo. Tendré que hacer yo las restas... jaja. Como autodefensa, ¿comprendes?. En todo caso, yo estoy encantado de tener tan buena lectora...
ResponderEliminarUn abrazo
La historia contada en "Estrategia fallida" fue real, pero hace muchos años...
jajajaja
EliminarTú no tienes que hacer nada, ya lo haces poeta!!!
Sí, entendí que fué real la historia de estrategia fallida....¿nos estará leyendo? --alomejor-- Ups!