El Charco, Villajoyosa. Foto M Estrada
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Oíd el mar
Llorad,
oh huérfanos, la lluvia
de
besos desprendidos,
mas no
agitéis en márfegas inquietas
-o
antros de antiguo vasallaje-
el duro
pedernal de un lirio roto
o el
frío de una flor
que se desangra en
vida.
Oíd el
mar
y que
él os interponga
un atolón de espumas.
Que un
viento de dolores os tripule
y al fin os
adormezca.
Que un
sueño de serpientes os entregue al miedo.
Temblad,
desesperaos,
lamed
la soledad y humedeced la sombra.
Mas no
agotéis la noche en paladares híspidos
o
lenguas de cirrosis con olor a esparto.
Oíd el
mar, oídlo…
Y que
él os lleve al bálsamo del alba.
Del
libro “Desde la flor del almendro”
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
Al amor por el mar
ResponderEliminarEl Charco, Villajoyosa
Consciente de ser hombre,
he mirado el azul
catártico del mar
y en las paredes palpitantes
de la respiración, -en las que el aire
penetra y se transforma-
he sentido la vida.
Mirar el mar desde el sereno
ResponderEliminarbalcón de la inocencia
es un acto gozoso.
Soñar con él en las sinuosas
evanescencias del verano
es gozarlo dos veces.