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lunes, 21 de mayo de 2012

Amor: éter y apocalipsis


Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

Aprovechando la draconiana época de los ajustes, reformas y recortes, he tenido la tentación de meterle la tijera a este dicotómico texto, nacido de una actitud literaria frenético-compulsiva, propia de los tiempos de expansión, de bonanza y hasta puede que de incontinencia poético-sentimental, que es lo que en el campo de las letras se podría designar como burbuja amorosa. Finalmente, he pensado que no, que las frondosidades y exuberancias líricas de la juventud, tan trabajosamente conquistadas por los defensores de la belleza y de la honestidad, han de ser consideradas como derechos adquiridos irrenunciables, si bien el autor de las mismas, consciente de su procedencia, asume su carácter dinámico y evolutivo como cualquier otro miembro catalogado de la selección natural de las especies.


Amor: éter y apocalipsis

Éter

Si os dijera que el amor es un derrame de luna emancipada, que lo alcanza todo y todo lo conmueve; que es tierra y floración y linfa numinosa; si os dijera que el amor es un remanso acomodado en la pasión cumplida, ceniza elemental de lumbres ciertas, potro de ignoradas mansedumbres, tarde clara, luz sin oropel y renovada semilla del misterio, vosotros me diríais, con razón, que encierro más locura en el caletre que el ala más tocada del manicomio.

No obstante, es así, yo creo que el amor es un efluvio de relámpagos desencadenados, pero también la templanza de una madre en la eclosión del tiempo. Y puede ser el agua de la lluvia en el renvalso de las sonrisas o la forma de los labios en las desembocaduras de la sangre. Yo creo que el amor es ofrecer el corazón a los desplantes de las almas fronterizas y desheredadas y el dolor que sobrevuela el amasijo espeluznante de los accidentes. Yo creo, en fin, que amar es comprenderse en el amor y que éste nos sitúa más allá de nuestra humilde condición de mortales.

Si no existiera una visión etérea del amor, ¿qué sentido tendría la visión apocalíptica que vais a oír ahora mismo de los labios de este anciano chismoso de catorce versos?


Apocalipsis

Yo veo en el amor una paloma
que sangra por las rosas olvidadas,
los besos, las caricias, las sagradas
maneras de querer de una persona.

Lo mismo que un trigal que no se abona,
un lirio o una fuente abandonada,
igual que los ocasos, inclinada,
sumida en el dolor o la carcoma.

Yo veo en el amor una paloma
doliente, diminuta, desmayada,
con una flor de frío en la mirada.

La veo caminar por donde asoma
la ruina persistente y desbocada
o el beso perentorio de la nada.

Del libro “El limón hespérico"

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios



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